Un suicidio refleja la hipocresía de la alta sociedad victoriana.
Despunta el invierno y en una espléndida casa rural inglesa se celebra una velada entre candelabros, ramilletes de muérdago y buen vino. En este escenario, nadie, ni siquiera la intuitiva aristócrata Vespasia Cumming-Gould, podría haber previsto una tragedia que ha sumido en brumas el ambiente festivo. La joven Gwendolen Kilmuir se ha suicidado, y todo el mundo culpa a Isobel Alvie, quien hizo un comentario amargo sobre el compromiso de la fallecida con un rico heredero.
El misterio, sin embargo, envuelve la carta que Gwendolen escribió antes de dar fin a su vida. Isobel, que se siente culpable, parte hacia Escocia en compañía de su amiga Vespasia para entregar el documento a la madre de la fallecida, buscar el perdón y enmendar su funesta conducta. Durante el largo viaje Vespasia irá descubriendo algunos secretos sobre la víctima que la llevarán a comprender la oscura verdad que se esconde tras la tragedia.